Mi jefe me mandó llamar a la oficina
y cuando me senté frente a él, su mirada no dejaba de dirigirse a mis piernas,
se levantó y descaradamente se me acercó, los poros abiertos y de fino bello en
mis muslos lo hechizaron inmediatamente y su enorme miembro viril comenzó a
palpitar entre sus pantalones, yo no pude dejar de ver como crecía bajo esa
delgada tela del casimir y se erguía como un trofeo de primer lugar a mi
feminidad.
En un arrebato de nerviosismo y de molestia, me levanté y
salí dirigida sin parar hacia mi escritorio, pero sentí como su mirada morbosa
me desvestía durante mi huida.
Durante todo el día luche innecesariamente tratando de bajar mi enagua y cubrir mis piernas pero fue imposible, los muchachos estaban más que complacidos por el espectáculo que di.
Durante todo el día luche innecesariamente tratando de bajar mi enagua y cubrir mis piernas pero fue imposible, los muchachos estaban más que complacidos por el espectáculo que di.
No niego que el ver la masculinidad de mi jefe crecer por
mí en la mañana me había excitado al grado de sentir húmeda mi feminidad.
Mi jefe que es 3 años mayor que yo y con toda la
experiencia en esos menesteres, me llamó nuevamente y me invitó a comer, claro
que acepté pues así como él y todos mis compañeros yo también estaba más que
excitada.
Mi jefe pasó por mí al filo de las 2:00 pm y casualmente
me abrió la puerta de su auto para que subiera, y el resultado ya se pueden
ustedes imaginar, Rogelio me vio completamente mis muslos hasta el triángulo
pequeño de mis pantis blancos.
Mi jefe me llevo a un lujoso restaurante en la carretera
México- Toluca y durante el largo viaje no dejó de mirar mis encantadoras
piernas, al grado que en un cambio de velocidad su mano callosa y velluda se
siguió y me acarició un muslo, a lo cual yo tomé con delicadeza y le retire su
mano con cierta sonrisa dulce le dije después.
Durante la comida Rogelio me convenció que fuéramos a un
motel porque deseaba mucho hacerme el amor, cosa que no sé cómo me convenció,
pero terminamos en un motel cerca del lugar.
Apenas la puerta del cuarto se cerró, mi jefe me jaló con
fuerza y me arrancó mi blusa delgada con todo y brasier, bajó mi falda con todo
y pantis y sólo quedé desnuda ante él con mis tacones altos y elegantes, el triángulo
de vello púbico bien cortado hacía lucir mi vientre como delicado césped de un
campo de golf.
Rogelio también se desvistió y sólo se dejó la trusa.
Me llevó hasta la cama, me besó y me sentó frente a él.
Se bajó la trusa y oh! sorpresa su pene erecto hizo su
aparición triunfal, como navaja de muelle saltó hacia mí señalándome, era
grande gruesa de gran cabeza amoratada y del capuchón salía una tensa vena que
lo rodeaba en forma de tornillo y se sumergía casi en medio de dos pasados y
grandes testículos llenos de semen listos para inseminarme.
Fue precisamente en ese momento que comprendí mi
inferioridad femenina ante la potencia natural del macho y entendí que la
belleza de nosotras las mujeres es solo un premio de consolación celestial a
nuestro bien ganado segundo lugar en la creación, ya que el macho puede dominar
a cuanta hembra esté lista para la reproducción.
Rogelio me levantó y me hincó al filo de la cama, separó
mis piernas y me hizo que me recostara en una pequeña almohada.
Estás lista para que yo te penetre, preguntó en un tono
ordenativo.
He estado lista desde que salí esta mañana de tu oficina,
respondí con voz dulce y provocativa.
Rogelio me agarró con ambas manotas de mi estrecha cintura
y bajo su miembro por la ranura suave de entre mis nalgas, colocó su ancha cabezota
entre los pliegues resbalosos de mis labios vaginales y de un jalón me atrajo
hacia él mientras su cadera se despegaba de mí y arremetía con fuerza lo que
provoco que de un solo empujón me metiera toda su verga.
Un suspiro prolongado de desesperación para jalar aire salió de mi estómago y se escuchó en toda la habitación iiiiiiiiihhhhhhhhohhhhhh mis ojos se abrieron mientras espasmos de escalofrío me recorrieron toda mi espina dorsal.
Un suspiro prolongado de desesperación para jalar aire salió de mi estómago y se escuchó en toda la habitación iiiiiiiiihhhhhhhhohhhhhh mis ojos se abrieron mientras espasmos de escalofrío me recorrieron toda mi espina dorsal.
Era hermoso por que sentí la cabezota de su verga hasta mi
garganta.
Mis gemidos de hembra en celo se mezclaban con el
chacualeo de mis nalgas y sus testículos una y otra vez golpeaban mis labios vaginales
y se pegaban y despegaban en el charco de lubricante que salía de mi interior.
Traté de voltear para ver a mi jefe con una mirada de odio
por la salvaje penetración que me hizo, pero fue casi imposible porque a cada
sumergida mis ojos se iban hacia arriba dejando mi vista completamente en
blanco.
Rogelio me saco la verga por completo y me volteó boca
arriba con sus musculosos brazos me abrió mis piernas y mis pantorrillas
quedaron en sus callosas manos él por un instante contemplo mi panocha rozada y
nuevamente me metió todo su camote.
Me entraba y me salía con tal fuerza y rapidez que me hizo
estremecer sentí su verga hincharse y me la sumergió más de lo normal me la
dejó completamente dentro y pude sentir su caliente y espeso semen rellenarme
completamente, fue entonces que mis vellos se erizaron y un estremecimiento recorrió
todo mi cuerpo un interminable orgasmo como nunca lo había sentido fue mi
regalo.
Rogelio se sacudió un par de veces dentro de mi mientras
mis caderas temblaban de emoción y de placer debo confesar que mis fuerzas me
abandonaron y Rogelio una vez más se aprovechó de mí porque me saco por
completo su pene y me hincó en la cama, me agarró del pelo y haciéndome una
cola de caballo me agarro y me metió su verga aún chorreante de semen y babosa
de mis jugos vaginales en mi pequeña boca.
Para mí eso fue deshonroso porque de por si su verga negra
y cabezota amoratada no era de nada agradable y luego su gran tamaño me provocó
un asco tremendo y con un poco de fuerza me zafe para respirar.
ROGELIO se molestó y me grito eres una puta pendeja y me
propino un par de fuertes cachetadas que me hicieron someter por lo que rápidamente
me agarro con sus dos manos de mi nuca y me metió su verga enorme hasta mi
garganta, no sé cómo lo hizo pero una vez que tuve su cabezona entre mis
anginas sentí como su una transfusión de semen espeso saliera de su interior y
me embarro mi campanilla aun siento lo espeso del semen en mi garganta.
Una vez que termino en mi boca, cayó agotado junto a mí.
Yo desde luego no deje de acariciar mamar y besar su pito
mientras él me decía cosas dulces.
Culminé al retirar de mi lengua dos gruesos pelos de su
aún erecta y gruesa verga los cuales conservo en mi cartera.
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