Eva había calentado un recipiente y al ponerlo
sobre el banco de trabajo el contraste lo había hecho estallar, cuando llegué
allí ella estaba temblando, era la primera vez que le ocurría y no sabía que
hacer; para tranquilizarla la abracé un poco mientras le decía: tranquila, no
pasa nada, no ha sido culpa tuya…
Al hacerlo noté la presión de sus pechos en el mío y la dureza de sus pezones que se habían erguido por la impresión; estaba sudada, las gotas resbalaban por sus mejillas, cayendo al cuello y deslizándose por el canal de sus pechos, el espectáculo era algo febril.
Al hacerlo noté la presión de sus pechos en el mío y la dureza de sus pezones que se habían erguido por la impresión; estaba sudada, las gotas resbalaban por sus mejillas, cayendo al cuello y deslizándose por el canal de sus pechos, el espectáculo era algo febril.
Nos
agachamos para recoger los restos del recipiente, con tan mala suerte que nos
dimos un pequeño cabezazo y caímos al suelo quedando ella sobre mí, sus piernas
a horcajadas sobre una de mis piernas apretándola por la caída, su blusa medio
abierta enseñando sus pechos escondidos tras un sujetador malva que no le hacía
falta ninguna, los dos en silencio mirándonos y sonriendo, su pelo rizado
cayendo sobre mi cara…
Yo no soy ningún santo, y no creo que nadie con una chica así y en una situación como aquella lo fuese, así que bajo el riesgo del acoso sexual me lancé.
Yo no soy ningún santo, y no creo que nadie con una chica así y en una situación como aquella lo fuese, así que bajo el riesgo del acoso sexual me lancé.
Levanté
la cabeza para besar aquellos labios gruesos y pequeños al tiempo que con una
de mis manos cogía uno de sus pechos e intentaba librarlo de la prisión del
sujetador.
Ella se quedó quieta, asustada, indecisa, pero al mismo tiempo yo notaba como sus caderas empezaban a moverse para restregarse sobre mi pierna.
Ella se quedó quieta, asustada, indecisa, pero al mismo tiempo yo notaba como sus caderas empezaban a moverse para restregarse sobre mi pierna.
El
suelo del laboratorio no es el mejor sitio para estos menesteres, y tras unos
minutos pasamos a la rebotica donde hay un sofá cama para hacer más agradables
las noches de guardia.
Abrimos el sofá cama y me quité el pantalón, quedándome con el slip, que parecía una tienda de campaña canadiense, ridículo pensé, así que al momento estaba fuera.
Abrimos el sofá cama y me quité el pantalón, quedándome con el slip, que parecía una tienda de campaña canadiense, ridículo pensé, así que al momento estaba fuera.
Ella
se quitó la bata, tan sólo quedaba un botón abrochado, y me mostraba esa
combinación malva tan bonita que yo otras veces solo había imaginado.
La tendí boca arriba y le saqué los pechos por arriba besándolos mientras clavaba mi pierna entre las suyas; estaba preciosa, con la cabeza echada hacia atrás con los pechos apuntando al cielo y con su braguita apretando mi pierna.
La tendí boca arriba y le saqué los pechos por arriba besándolos mientras clavaba mi pierna entre las suyas; estaba preciosa, con la cabeza echada hacia atrás con los pechos apuntando al cielo y con su braguita apretando mi pierna.
Besé
sus pechos con ansia, lamía sus pezones mordiéndolos con cuidado, ella decía
que no estaba bien, que era peligroso, pero no dejaba de moverse.
Al momento nos dimos cuenta que estábamos bajo las estanterías de los preservativos, de los lubricantes, de los aritos vibradores etc..
Al momento nos dimos cuenta que estábamos bajo las estanterías de los preservativos, de los lubricantes, de los aritos vibradores etc..
Cogí
un lubricante de Durex, ese de efecto calor, dulce… y me puse a trabajar.
Le quité la mínima expresión de braguitas y descubrí un pubis arregladito, rubito, que emanaba un olor suave pero a la vez penetrante, olía a deseo.
Le quité la mínima expresión de braguitas y descubrí un pubis arregladito, rubito, que emanaba un olor suave pero a la vez penetrante, olía a deseo.
Lo
besé mientras mis manos aprisionaban sus pechos, los estrujaba sin miramientos,
parecía un panadero amasando la masa, una masa dura y tostadita por el sol, le
gusta el top less y la verdad es que unos pechos sin marca de bikini son
perfectos.
Su
sexo parecía estar en una sauna, húmedo, cálido, aquello era una delicia, pero
para probar y así saber de primera mano lo que vendíamos le puse una generosa
ración de lubricante, me pasé porque del sexo le fue cayendo hasta su culito;
me vi forzado a limpiar aquel desastre, chupé sus labios, su clítoris parecía
un botón de disparar misiles, estaba rojo e hinchado, duro, a medida que lo iba
chupando Eva temblaba, eran como compulsiones, en una de ellas adiviné un
orgasmo, supongo que así era porque sus manos apretaban mi cabeza y sus piernas
empujaban mi espalda hacia arriba y se relajó.
Se
relajó y le di la vuelta, empezó a comerle el culito, la verdad es que ese gel
funciona, no he probado un culito tan dulce como ese, metía mi lengua por su
agujerito y sonaba como cuando pisas un charco con cuidado, sonaba líquido.
Eva
estaba enfadada, no me había hecho nada y a ella le gusta trabajar, así que
decidió probar también el gel .
Me tumbó y puso en la cabeza de mi pene un chorro de lubricante, no sabía que estaba frio al principio, y empezó a deslizar sus labios sobre él; esa boquita que siempre me ha parecido pequeña de repente se hizo grande, me chupaba el glande como si fuese un chupa chups, parecía gustarle ya que al momento veía como desaparecía por entero mi pene.
Me tumbó y puso en la cabeza de mi pene un chorro de lubricante, no sabía que estaba frio al principio, y empezó a deslizar sus labios sobre él; esa boquita que siempre me ha parecido pequeña de repente se hizo grande, me chupaba el glande como si fuese un chupa chups, parecía gustarle ya que al momento veía como desaparecía por entero mi pene.
Con
una mano me cogía la base y la otra fue apretando mi culo, buscando, hasta que
encontró un canal, como no avanzaba más me pidió que me levantase, y allí de
rodillas ella y yo de pie introdujo un poco su dedito en mi culo; era una
sensación rara, no desagradable.
Cada
vez que se metía mi polla en su garganta me metía un poco el dedito en el culo
y me excitaba, tanto que le dije que parase un poco, notaba que si seguía un
poco más la iba a bañar en leche y no quería que eso acabase ahí.
Volvimos al sofá y, sentándome en el borde, la puse en cuclillas sobre mí; no nos hacía falta lubricante, entró de golpe, hasta la empuñadura, era como si su boca hubiese cambiado de sitio y me estuviese comiendo con su conejito.
Volvimos al sofá y, sentándome en el borde, la puse en cuclillas sobre mí; no nos hacía falta lubricante, entró de golpe, hasta la empuñadura, era como si su boca hubiese cambiado de sitio y me estuviese comiendo con su conejito.
Sus
piernas empujaban, se impulsaban en el sofá para entrar y salir, parecía que
estaba trabajando en un banco de gimnasia, cada vez que estaba dentro de ella
me hundía en el placer y cuando salía de ella me invadía el miedo a correrme.
Le
comía los labios, le chupaba los pechos, tenía uno de mis dedos en su culito-
ojo por ojo … -, no sabía que más hacer, quería disfrutar del momento por si no
volvía a repetirse.
Me dijo que tuviese cuidado al correrme, que aunque tomase anticonceptivos tenía miedo, la tranquilicé, hace dos años que me hice la vasectomía; al decirlo sonrió y asintió con la cabeza, al chuparme la polla había visto unas pequeñas cicatrices en los huevecillos.
Me dijo que tuviese cuidado al correrme, que aunque tomase anticonceptivos tenía miedo, la tranquilicé, hace dos años que me hice la vasectomía; al decirlo sonrió y asintió con la cabeza, al chuparme la polla había visto unas pequeñas cicatrices en los huevecillos.
–SP..
No
tardamos más de diez minutos hasta que nos vimos las caras mientras nos corríamos,
ella no paraba de jadear y tumbar como una hoja, yo empujaba tan fuerte que
creía que iba a meterme yo dentro de ella enterito.
Al acabar nos tendimos los dos en el sofá, yo aún dentro de ella, mientras mi pene iba menguando notaba como salían nuestros jugos, calientes, espesos.
Al acabar nos tendimos los dos en el sofá, yo aún dentro de ella, mientras mi pene iba menguando notaba como salían nuestros jugos, calientes, espesos.
Estuvimos
abrazados mirándonos cinco o diez minutos, tras los cuales nos levantamos y
empezamos a limpiar todo aquel destrozo; mi leche caía de su conejito como si
fuesen lágrimas, se limpió un poco y recogimos también lo del laboratorio.
Aún
faltaba más de una hora para abrir, así que decidimos ducharnos; mala idea,
porque la ducha es pequeña, y mientras nos enjabonábamos la cosa se volvió a
alegrar..
Cada uno nos enjabonamos por delante, después ella me enjabonó a mí e insistió en el culo – me ha confesado que muchas veces me miraba el culo y se mojaba imaginando que me lo cogía mientras fallábamos- , luego me tocó a mí y al enjabonarle el culo empezó a levantarlo, a ponerlo contra mí.
Cada uno nos enjabonamos por delante, después ella me enjabonó a mí e insistió en el culo – me ha confesado que muchas veces me miraba el culo y se mojaba imaginando que me lo cogía mientras fallábamos- , luego me tocó a mí y al enjabonarle el culo empezó a levantarlo, a ponerlo contra mí.
Me
encanta su culito, le quité el jabón, y empecé a chupárselo, para entonces mi
polla volvía a estar más dura que los leones del congreso de los diputados.
Con su culo en pompa no podía hacer otra cosa, así que puse la punta de mi polla en él, ahí sí que me ayudé del jabón, nos habíamos dejado el lubricante al lado del sofá y no era cuestión de mojar toda la farmacia…
Con su culo en pompa no podía hacer otra cosa, así que puse la punta de mi polla en él, ahí sí que me ayudé del jabón, nos habíamos dejado el lubricante al lado del sofá y no era cuestión de mojar toda la farmacia…
Mi
polla empezó a empujar, tenía vida propia; en un momento la puntita se había
metido, lo otro costó más, empujaba y entraba un poquito, Eva se quejaba pero
no quería que lo dejase, ella estaba ocupada masturbándose, acariciándose el clítoris
y metiéndose los dedos dentro mientras se sujetaba con la otra mano.
Cerramos
el agua, tenemos conciencia cívica, y seguí empujando hasta que poco a poco le
metí casi todo lo que tengo, no es demasiado larga, pero es bastante gruesa (
por si te interesa ), Eva estaba con la cabeza hacia atrás, disfrutaba como una
loca metiéndose los dedos, le cogí los pechos por detrás y empecé a
trabajarlos, la verdad es que me dolía un poco, aún nadie le había hecho lo que
yo le estaba haciendo, su novio decía que eso eran guarrerías, ni siquiera hacían
sexo oral entre ellos, él se lo perdía porque ella la chupaba de maravilla.
A lo que íbamos, el dolor no dejaba que me corriese, así que cuando ella terminó, y lo hizo sonoramente, so saqué mi aparato y después de limpiarlo un poco Eva empezó a chuparlo como ella sabe.
A lo que íbamos, el dolor no dejaba que me corriese, así que cuando ella terminó, y lo hizo sonoramente, so saqué mi aparato y después de limpiarlo un poco Eva empezó a chuparlo como ella sabe.
Le
cogí la cabeza con mis manos y acompañando sus chupadas iba embistiéndola, un
par de arcadas, pero ella seguía, me puse como una moto, aceleraba cada vez
más, y cuando ya no podía más mi polla estalló y empezó a sacar unos chorros de
leche impresionantes, los primeros se los tragó, pero al final se le salían de
la boca y le caían sobre los pechos.
Cuando
recuperé la fuerza-por poco me desmayo- la levanté y le da un beso probando mi
propio sabor, mi leche no está tan mala, se lo tendré que decir a mi mujer…
Seguimos duchándonos ya tranquilamente, no me quedaban fuerzas para más, y cuando acabamos de vestirnos y de arreglarlo todo solo faltaban 20 minutos para abrir.
Seguimos duchándonos ya tranquilamente, no me quedaban fuerzas para más, y cuando acabamos de vestirnos y de arreglarlo todo solo faltaban 20 minutos para abrir.
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